The Dancer es un proyecto audiovisual que surge a partir una reflexión en torno a la memoria, como una articulación ficcional que la mente construye y ordena en busca de sentido. Entre un ir y venir fragmentado, redactamos realidad según lo que creemos ver, lo que creemos recordar. Aquella reflexión es vinculada a la experiencia punzante y subjetiva descrita por Roland Barthes en Camera Lúcida, como una experiencia aferrada a historias personales que cargan de significado subjetivo todo lo que ven. “La vida está hecha así, en base a pequeñas soledades” corresponde a un fragmento del mencionado texto, donde el recuerdo deviene como momento incompartible que nos vuelca sobre nosotros mismos.

 

 

Sin título I (The Dancer Serie) consiste en el registro en video del vaivén de un columpio. La imagen se encuentra descompuesta en dos cuadros, cuyo eje queda fuera de campo. El balanceo entre cuadros no es continuo, sino que sucede en descalce, desafiando la Gestalt hacia un intento de sincronicidad. 

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Sin título III (The Dancer Serie) consiste en el registro en video del vaivén de un columpio, pero en esta ocasión la cámara ha sido ubicada bajo del asiento, obteniendo un contraste blanco y negro entre el corte a cielo (blanco) y la sombra del asiento (negro). La imagen obtenida cuenta con un ritmo y movimiento dispar, de modo que la oscilación monótona sobre un eje se devela como una multiplicidad de posibilidades. 

 

La composición sonora fue creada específicamente para la obra por medio de síntesis digital en PureData. Como una búsqueda hacia la contemplación y el vértigo, se establecen patrones reiterativos en una combinación de interfaz MIDI, síntesis sustractiva y ondas puras. Audio e imagen conforman una propuesta aparentemente abstracta que se sostiene como una provocación perceptiva, y donde el fragmento es finalmente un constructo de relato.